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El día adormece a la noche entre algodones blancos, fue un tiempo tan efímero como una exhalación. Tierra húmeda y frágil como la vida misma, tierra baldía, tierra callada, ¿ya no me hablas? Y mientras los sueños adormecen a las ilusiones, un nuevo

Azul celeste con unas pinceladas de blanco y negro o negro y blanco...así comenzó alguien a pintar su vida, con colores no intensos, pero si rotundos, igual de rotundos que son algunos momentos que nos toca vivir...Alguna vez de niños soñamos con el

¿Y qué me cuentas de las estrellas? He estado tan cercano a ellas, luceros que caminan sin rumbo y centellean en la infinitud del todo de la nada... Y esa noche, llena de brillos engañosos y una canción, eran noches de sal y fuego... Vine desde el

Demasiada niebla y poca luz, demasiadas noches con carmín rojo, es la hora de cumplir con el destino, un vestido rojo raso con tacones demasiado desgastados... Un triste fado en una calle triste, acompañaba el caminar de aquella noche alegre, es hora

Cigarrillos ocultos, y sencillos movimientos, relajarse, aflojarse, suavizarse... figuras y contornos que excitan la noche. Fractales desdibujados entre demasiada humanidad, búscame un cigarrillo, busca el secreto en la espiral, al final la tercera

Un segundo, y todo parecía lejano, lejano como aquellas vidas que vivimos, Un segundo y aquellos aromas a juventud, nos abandonaron... Un segundo que la vida nos espera... El retorno fue inevitable, no busques palabras para explicarlo, demasiadas lunas

Entre lluvia de estrellas y cometas azules, surgió un pensamiento, diminuto pero útil, la negritud del cosmos fue la clave, no todo está perdido, aún hay esperanza... Años luz de aquella estrella nos separan, las palabras cotizan a la baja, una mirada,