El autoconcepto que tenemos de nosotros es el bastión y piedra angular sobre el que gira uno de los conceptos más importantes, la "autoimagen" en ellos se sustenta la estabilidad emocional y por tanto de conducta que serán definitivos a la hora de afrontar los retos que nos plantea la vida cotidiana de una forma coherente.
Nuestro "yo" interior está condicionado desde que nacemos, los factores externos van a ser cruciales para crear a nuestro alrededor un ambiente favorable para desarrollarnos como personas válidas para relacionarnos con los demás de una forma saludable.
¿Cómo nos vemos a nosotros mismo? ¿Cómo nos ven los demás?, ambas preguntas se relacionan de una forma biunívoca, se complementa, pues las respuestas de la segunda van a ser condicionantes de la primera...
Querernos y respetarnos es esencial, no depende de los demás sino de nosotros mismos crearnos un interior lleno de sensaciones de vivencias, tanto positivas como negativas, aleccionadoras ambas y que nos harán ser más conscientes de cómo somos.
La belleza en los tiempos que corren es un bien totalmente devaluado con respecto a la "autoimagen", el ser feo, guapo, malo o bueno son apelativos que en muchas ocasiones nos los aplicamos a nosotros mismos de una forma errónea, pues a lo mejor, los demás no nos ven de así.
Tenemos que crear nuestro propio jardín, lo cuidaremos, lo regaremos y de él saldrán hermosas flores, de lo contrario, se secará y lo único que obtendremos será "nada", vacío interior, y es este el que va a definir nuestras conductas nuestros pensamientos negativos van a ser los causantes de actos totalmente autolesivos que harán de nosotros personas infelices, crearemos un mundo interior triste y lleno de preguntas que jamás serán contestadas, pues no nos creeremos merecedores de tal derecho.