Recuerdo ese día locamente, pensé que no saldría de ese lugar. Los nervios subián progresivamente, quería irme ya, donde fuera, pero tenía que irme. Era muy tarde y en ese lugar, un pueblo lejano y fuera de mi pais, hizo que pensara en mis hijos más que nunca. Empezé a apreciar mi vida y a valorar lo que verdaderamente merecía la pena. Llegué incluso a echarme las culpas de lo que me había pasado. Pero con los días me dí cuenta que no me queria lo suficiente y aunque me lo dijeran compañeras de trabajo no lo queria ver. Estaba ciega por completo, ciega. Una persona cuando se valora poco, atrae a si misma gente que no se encuentran bien y que les pasa lo mismo o peor. Es como un espejo.

Atrape la maleta, la cerre rapidamente con el corazon fuera de su sitio, y no sabía que hacer, pensaba en mis papeles, para salir de aquel pais lo antes posible o bien llegar al aeropuerto lo antes posible.
Deje de nuevo la maleta en el suelo y esperaba que aquella persona se alejará de detras de mi, aunque fuera unos metros no más, y empeze a ojear las paginas amarillas buscando como si me encontrara en mi pais donde todo lo tenemos a mano, y donde existe seguridad en todos los sentidos..,

Viendo que aquella persona se acercaba y se encolerizaba sin más salí de aquella casa, donde me esperaba un pasillo con moqueta, se hacia eterno llegar hasta la puerta de salida, eterno. Pero cuando llegue al portal no sabia abrir esa puerta, una puerta verde, solo el echo de subir para que me abriesen me ponia mala. Miro hacia la ventana y veo salir aquel hombre detrás de mi, con furia, me abrio la puerta seriamente, era normal habia vecinos y no queria que nadie le viese encolerizado, solo me dijo que subiera le dije rotundamente no. Salí y una bocanada de aire fresco entro en los pulmones y en ese pueblo no había nadie, solo la oscuridad y las farolas encendidas. Seguí mi camino con la maleta y Dios estaba ahí, casi era como Dios, una mujer que paseaba a su perrito. Al lado había una cabina de tlf, y entré ese hombre desaparecio detrás de mi, o eso pensaba yo. La maldita cabina solo funcionaba con targeta y además a quien iba yo a llamar a esa hora, si el tlf de la policia no estaba ni puesto en ese sitio.
Esa mujer y sus perritos era un ragalo de Dios en ese momento, lo unico que pensé que debía de salir y dirigirme a ella. Parecia que mis brazos y mis manos no la alcanzarián por la lentitud de mis pensamientos en ese momento, solo que mis pulmones y mi corazón estaban a cien. Me acerque a ella y sentía tras de mi una sombra no la veía ni la queria ver, solo sentía algo que me estorbaba. Cuando por fin llegue a ella, parecía que había recorrido casi cien kilometros de la tardanza, pero llegue. La salude y en cuanto le dije lo que me sucedía no tardo en abrirme la puerta de su casa. Era un caserón viejo pero muy grande, con pasillos y empezé a sentirme bien dentro de ese lugar antiguo donde las puertas al abrirlas crujián por la madera como los huesos de un anciano. Dentro de esa habitación desordenada olía a café, era reconfortante oler ese olor a hogareño y me saludo una niña asalvajada que no paraba de hablar. El lugar estaba lleno de animales, era como entrar en un paraiso terrenal con olor a café. Encima había un conejo de las indias, una tortuga que correteaba y me dieron una paloma para que la cogiera en mis manos. El lugar antiguo se transformo en pocos minutos en un lugar hermoso y bello ante la mirada de mis ojos atemorizados.



El café me alivio mucho pero el ver a esa mujer como se movia como un lagarto buscando quien me llevaría a ese lugar que le pedí. Fue increible, increible ..., pero lo logró. Cuando llegó aquel hombre a por mi me sentí arropada, era fuerte alto y hacia que me sintiera segura. Pero lo que casi hizo que se me saltarán las lagrimas, fue cuando me cogio las maletas y no dejó en ningún momento que levantara peso. Increible, pero eso fue una ayuda del cielo en todos los aspectos. Entré en el coche, y ese hombre fuerte me miraba con cara de ternura a traves del espejo, pero me sentía segura. Veia como los arboles se enfilaban uno detras de otro en la noche de aquel mes. Los pensamientos, los miedos la inseguridad me hacia volar y solo pensaba en mis hijos y que no podria faltarles jamás por el momento en esta vida.
Solo pensaba si ellos supieran lo que le pasaba a su madre no se lo creerian, pero hay en cosas en la vida que tienes que vivirlas para aprender del error y que no vuelva a suceder más. Aún con eso se vuelve a cometer el mismo error una detras de la otra.