Juliana Serrano es una artista Portuense que ha creado varias joyas para la atracción de toda clase de turista. Las calles y casas del emblemático barrio de La Ranilla se han convertido en un lienzo gracias a un proyecto que bautizó como Apodos y que se ha vuelto un motivo de celebración y unión entre los vecinos. Las familias de la zona tienen motes o apodos que se remontan varias generaciones y que se han convertido en todo un motivo de orgullo. En la mayoría de los casos hacen referencia al oficio que tenían o algún tipo de anécdota o curiosidad.
La idea nació hace ya seis años porque la familia de Serrano, que también tiene una casa en la zona, era conocida como las ratas. A la artista le pareció un buen homenaje pintar un ratoncito en su fachada. "La aceptación fue tan buena tanto en las redes sociales como entre los vecinos del barrio que recibí una propuesta del Ayuntamiento para hacer lo mismo en otras de las casas antiguas de la calle", recordó ayer mientras decoraba el número 57 de Mequinez con un pescado en honor a el bacalao. Desde entonces, Serrano ya ha adornado unas diez fachadas a lo largo de esa vía y sus alrededores: la marinera, la pachona, el empenado, el bizcochito, l os marrones, los pelenques y un largo etcétera de clanes familiares muestran con orgullo el símbolo que los distingue e identifica y que se ha convertido en todo un reclamo turístico. "Algunos de los chicos que hacen las rutas guiadas pasan por aquí y explican todo el proyecto", aclaró la artista.
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