Siempre estará en mi memoria aquella época en la que Victor Anta publicó su primer disco (Tranquilo, se llamó)...Muchos momentos emocionantes y otros no tanto, pero fue un tiempo de ilusión, de mucho trabajo y como no, también de decepciones, porque el espectro musical de la época, no era el más adecuado y quizás, no era el momento.
Aún recuerdo los ensayos en un local de Astillero, ¡Qué momentos!, risas, compañerismo e ilusión, pero como todas las cosas en la vida, a veces, la ilusión y el buen hacer no son suficientes, recordar a alguno de sus compañeros de aquella etapa, como Santos Zabala, (hoy desaparecido), y Moncho Mira. Todo fue rápido, pero a la vez intenso, es lo que ocurre cuando la música se convierte en la piedra angular de tu vida, como es el caso de Victor, horas y horas de ensayo, y muchas ganas de transmitir sensaciones, porque es lo que en realidad creo, en mi humilde opinión que es la música...

Victor ha comenzado una nueva etapa, con más ilusión, totalmente diferente a la de Batería Club, pero siempre con el mismo entusiasmo, he vivido su evolución como músico, y aunque sea una opinión un tanto subjetiva, lo que hace es bueno, algo que todo el mundo debiera escuchar, porque dentro de mis limitados conocimientos musicales, sólo sé una cosa, que una canción debe transmitir emociones, sensaciones, y esta música...las transmite, atrás quedan los ecos de una de mis canciones favoritas de su anterior disco...(La noche)... Pero como muy bien es sabido, después de la noche, llega un nuevo día, nuevos proyectos, nuevos horizontes, y este es uno que lleva creándose desde hace tiempo, con mucho trabajo y buen hacer....Sólo espero y deseo que estas letras lleguen a quien sepa apreciar lo bueno de la música...
Parafraseando al genial Leonard Bernstein, "La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido".